Ética en el e-Learning para conseguir un entorno educativo virtual seguro y responsable

Ética en el e-Learning para conseguir un entorno educativo virtual seguro y responsable

El e-learning, al igual que otras propuestas educativas innovadoras, necesita de la colaboración de todos los agentes educativos para su correcto desarrollo. Esta contribución se traduce, primeramente, como una predisposición de los órganos que conforman el ámbito escolar a mantener unos comportamientos éticos que potencien el funcionamiento de la propuesta.

A pesar de que existe disparidad en las actitudes que deben producirse diariamente por parte de las instituciones, docentes y estudiantes, el sentido común ofrece un imaginario generalizado que aúna varias características que, de darse, mejorarían el funcionamiento de estos entornos virtuales. Varios de los temas principales que sirven de indicativo para regular los desafíos éticos de este modelo educativo tienen que ver con la seguridad del entorno, las actitudes del profesorado y las estrategias que siguen los estudiantes.

Seguridad y cuidado de la información

La posibilidad de llevar a cabo una tarea en cualquier lugar de manera asíncrona posee unos beneficios relacionados con el trabajo y el aprendizaje muy útiles en lo que respecta a la formación del estudiantado. Sin embargo, esta capacidad, de no ser bien empleada, puede derivar en conflictos.

Uno de los aspectos que preocupa a los usuarios de e-learning es la privacidad en el manejo de su información. Los modelos virtuales de aprendizaje necesitan recopilar información adaptándose al nivel del alumno que supera los diferentes ejercicios que se le proponen. Esto hace que, por parte del alumnado, se despierte la sospecha de una posible transacción no autorizada de información confidencial.

Estos motivos requieren de un comportamiento institucional ético que garantice en todo momento a los usuarios un nivel de seguridad acorde a la seriedad de la entidad educativa. Para ello, las instituciones deben contar con expertos en ciberseguridad que implementen sistemas informáticos consolidados evitando así cualquier brecha digital. Asimismo, la formación docente en este campo será necesariamente amplia debido a que el profesorado será el encargado de transmitir las pautas a seguir por parte del alumnado.

Ética del docente de e-learning

Además de conocer las actitudes relacionadas con la seguridad informática que se deben garantizar dentro de la entidad educativa, el docente también estará obligado a adoptar unos comportamientos éticos propios de su profesión.

Más allá de las características genéricas que debe adquirir el profesorado independientemente de si ejerce su labor de manera presencial o virtual (respeto, cooperación, responsabilidad, etc.), Dávila y Ruiz (2016)* establecen varios principios docentes relacionados con los entornos virtuales. Algunos de estos fundamentos éticos que debe adquirir el docente e-learning son:

1

Buena planificación: al tratarse de un modelo asíncrono, la planificación curricular tendrá como requisito imprescindible ser clara, concisa y efectiva. Unos conocimientos bien construidos contribuyen siempre a su adquisición por parte del alumnado y a la significatividad del proceso de enseñanza.

2

Constante actualización profesional: exigir una formación continua al alumnado y no llevarla a cabo es un error grave del profesorado. Trabajar dentro de un entorno virtual requiere estar al día de las actualizaciones constantes que experimenta este mundo. Un ejemplo de esta condición es el disponer de herramientas suficientes para realizar evaluaciones críticas frente a la tendencia al plagio.

2

Tutorización y supervisión: resulta importante el disponer de docentes que tengan en cuenta la diversidad cultural a la hora de transmitir un saber en un entorno virtual. Es por este motivo que sus tutorías deberán adaptarse y ser accesibles al alumnado. Esta adaptación precisará de que el profesorado se involucre en el proceso de aprendizaje sabiendo cómo potenciar a cada uno de sus estudiantes.

3

Facilitación y contextualización: otra de las condiciones éticas que debe presentar el docente, muy relacionada con el punto anterior, es la capacidad de brindar soluciones adecuadas a cada alumno. La globalización, consecuencia del e-learning, precisa de un docente activo que sepa manejar cada contexto individual y, a su vez, que tenga en cuenta el hecho de que el alumnado debe manejar unos conocimientos comunes.

Disposición de los estudiantes hacia el e-learning

La ética en el alumnado, al igual que en el caso de los docentes, depende del compromiso individual a la hora de afrontar la educación virtual. La primera condición estudiantil al adquirir un aprendizaje e-learning debe ser tener en cuenta que el objetivo de éste es el conocimiento, nunca la obtención de títulos que pierden su utilidad si no van acompañados de un saber.

Asimismo, otro aspecto que se debe manifestar en el alumnado es la comprensión. Al tratarse de un sistema globalizado y adaptable a cada estudiante, el estudiante debe responder a esta exigencia siendo consciente de la dificultad que conlleva contextualizar y ayudar a cada uno de los alumnos que participan en el proceso de aprendizaje. Es por este motivo que la excelencia en el comportamiento estudiantil también tendrá que ver con la comunicación entre compañeros, la ayuda mutua y la concienciación de que el los demás también precisan de una ayuda por parte del profesorado.

*Ruiz Bolívar, C., & Antonio Dávila, A. (2016). Propuesta de buenas prácticas de educación virtual en el contexto universitario. Revista de Educación a Distancia (RED), (49). Recuperado a partir de https://revistas.um.es/red/article/view/257681