La digitalización es uno de los desafíos a los que tiene que enfrentarse la formación profesional
La digitalización es uno de los desafíos a los que tiene que enfrentarse la formación profesional

Adelantarse al futuro

La digitalización es uno de los desafíos a los que tiene que enfrentarse la formación profesional

logo facebook news logo twitter news logo instagram news

El País | Martes, 17 Agosto 2021
Valeriano Gómez, presidente de la Fundación para la Calidad e Innovación de la Formación y el Empleo y exministro de Trabajo

La formación profesional para el empleo es un elemento clave en la modernización del mercado laboral

Estar preparados para lo inesperado es posiblemente el mayor reto al que se enfrentan nuestras sociedades. Una tarea cada vez más compleja en un mundo en el que los cambios se aceleran y la incertidumbre marca el futuro. Debemos desarrollar y fortalecer aquellas capacidades que nos permitan responder a lo que nos depare el mañana. Prepararnos y preparar a las generaciones futuras para anticiparse y adaptarse.

La educación y la formación son las mejores herramientas de las que disponemos para hacer frente a esta tarea, pero debemos asumir también el reto de transformarlas y modernizarlas para hacer que miren hacia el mañana. España se encuentra en un momento en el que es fundamental asentar los cimientos que nos permitan construir un futuro mejor para todos y todas. Se habla de transformar nuestro sistema productivo, de plantear un nuevo modelo económico. Un escenario futuro hacia el que caminaremos impulsados por la digitalización, la transición ecológica y la reindustrialización. Un escenario en el que muchas de las profesiones presentes cambiarán radicalmente o desaparecerán en los próximos años, generando una incertidumbre laboral que deberemos afrontar.

En este contexto, la mejora del sistema educativo, y en particular de la formación profesional y de la formación profesional para el empleo, es una necesidad para garantizar el acceso y el mantenimiento del empleo de calidad y deberá acompañar a la transformación de nuestro sistema productivo, que ya no tiene vuelta atrás.

Para ello será necesario un sistema que, por un lado, dote a la juventud de hoy de las herramientas necesarias para afrontar el mañana, y por otro ayude a las personas trabajadoras o en desempleo a adquirir nuevas habilidades que les permitan encabezar esta transformación del modelo productivo y garantizar que, en este camino hacia el futuro, no se quede nadie atrás. Un sistema integrado que posibilite una fuerza de trabajo adecuada y permanentemente formada; que será motor económico y garantía de bienestar social.

Contamos con una herramienta fundamental para poder afrontar este reto: la Formación Profesional para el Empleo (FPE). El sistema de Formación Profesional para el Empleo cumple un papel imprescindible en nuestro mercado laboral: contribuye al desarrollo personal y profesional de las personas trabajadoras, ya estén en activo o desempleadas. De esta manera, mejora sus habilidades y capacidades, al tiempo que refuerza la competitividad empresarial.

La FPE es un elemento clave en la modernización y dinamización de la formación profesional y del mercado laboral. Será, por tanto, uno de los ejes vertebradores de este nuevo modelo económico y uno de los pilares de la transformación de nuestro sistema productivo. Juega, así mismo, un papel clave en el mantenimiento de la empleabilidad de las personas trabajadoras y en el desarrollo de su capacidad de resiliencia ante cambios en el mercado de trabajo.

Para responder a esta exigente demanda social y afrontar los retos que se le presentan, la FPE, junto con otros sistemas formativos y educativos, deberá someterse, ella misma, a un proceso de transformación y modernización que le permitan adaptarse a las nuevas tendencias, marcadas por la digitalización, la transición ecológica y la reindustrialización. Pero que se consolida como una herramienta clave para la formación a lo largo de la vida.

Nos encontramos en un momento crucial para llevar a cabo esta transformación hacia una formación moderna y de calidad que responda a las necesidades de nuestra sociedad. El propio Ministerio de Educación y Formación Profesional es muy consciente de esta necesaria transformación y se ha embarcado en un ambicioso plan de modernización e impulso que busca ordenar e integrar el sistema. La FPE ha dependido tradicionalmente del Ministerio de Trabajo, vinculada a las políticas activas de empleo. Con la intención de integrar la FPE y la FP del Sistema Educativo, en mayo de 2020 parte de las competencias sobre la FPE pasan al Ministerio de Educación y Formación Profesional y actualmente este Ministerio se encuentra desarrollando el marco normativo necesario.

Se trata de una oportunidad sin precedentes para modernizar el sistema y que puede reportar enormes beneficios a trabajadores, alumnos y empresas por igual. No obstante, esta integración entre la FPE y la del sistema educativo, como todo gran cambio, debe realizarse con cautela y atención. Debe tener en cuenta a todos los actores implicados, valorar las particularidades de cada sistema y apoyarse sobre unas bases inspiradas en los principios de igualdad, de buena regulación, de protección de la confianza legítima y de buena administración, así como en la no lesión de las libertades de enseñanza y empresa.

Tengo la convicción de que, a través de la colaboración y la integración, este proceso de transformación generará un sistema formativo que acompañará a las personas a lo largo de su trayectoria profesional, facilitando su actualización continua, garantizando la empleabilidad y la justicia intergeneracional y contribuyendo a sentar las bases un nuevo modelo productivo, equitativo, sólido, justo y sostenible. Una formación que permita a las personas lograr ser aquello que tienen motivos para desear ser.